
Ya han pasado treinta años desde que Michael Jordan decidiese lubricar su firma con Nike y crear una de las firmas deportivas más mágicas del baloncesto. Desde entonces han pasado muchas cosas. Y para celebrarlo, la Jordan Brand eligió la ciudad de París como la localización idónea para llevarlo a cabo en Europa.
Así, el pasado fin de semana, nos trasladamos a la capital francesa con destino directo a uno de los hoteles/edificios más emblemáticos del mundo: el increíble Molitor y su famosa piscina. Después de descubrir todo el legado de la construcción, la historia que hay detrás de ella y su especial vínculo con el arte callejero, abanderado por el impresionante Rolls Royce del vestíbulo taggeado por Jonone; fuimos a comer a su terraza y coger fuerzas para la tarde que nos esperaba.
La tarde empezó en el Palais de Tokyo, donde la marca había preparado una serie de actividades y acciones relacionadas con Michael, la propia marca y el deporte del baloncesto. Fotos inéditas del jugador, vídeos, exposición de todas las siluetas, programa de customización, photo booth, etc.
Una de las más importantes, la charla presidida por el mismo Michael Jordan, acompañado del Director Creativo de la Jordan Brand, Mark Smith, y del diseñador legendario de Nike y Jordan, Tinker Hatfield.
Más tarde, reunión de nuevo alrededor de los tres en el showroom privado que Nike France había organizado, con una charla de carácter más informal y llena de curiosidades. Y después de toda la jornada en torno a Jumpman, un breve tentempié para desconectar junto a la post party oficial de todo el evento.
Al día siguiente, toda la atención recaería sobre las Jordan XX9 edición especial del Quai 54, con una prueba en cancha para valorarlas y poder calzarlas en exclusiva.
Y, finalmente, después de una merecida comida, la edición de este año del Quai 54 World Streetball Championship, que se jugó en la Place de la Concorde bajo la atenta mirada de la torre Eiffel. Un alucinante desplegue de medios, fans y, por supuesto, jugadores, que pusieron el broche final a una experiencia inolvidable.